domingo, 27 de marzo de 2011

Los presocráticos



Los filósofos más antiguos no fueron conocidos con este nombre, sino con el de “sabios”. Y “sabios” eran llamados también los poetas, los videntes, los artistas y los médicos. Según la tradición, fue Pitágoras quien inventó la palabra “filósofo” al afirmar que “ninguno de los hombres es sabio, sino sólo Dios” y que el hombre, por tanto, no puede ser llamado sofós, sino únicamente filo-sofós. Parece ser que fue en el círculo socrático donde el término recibió su significación definitiva actual. Por otro lado, estos hombres son también técnicos, científicos, políticos y, a veces, hasta magos y taumaturgos. Hombres “universales”, por tanto.

1.       Todos ellos tratan de dar una respuesta a la pregunta acerca del origen y constitución del cosmos. Tratan de determinar el “principio” (ARJÉ) último y eterno del que todo procede y del que todo se compone. Y la gran novedad es que ya no se busca ese principio en realidades antropomórficas (los dioses), sino en lo que llamaron “naturaleza” (PHYSIS).

¿Qué significa physis para los primeros filósofos?
-          El elemento o materia originaria de que todo está compuesto, de donde todo procede y a donde todo vuelve.
-          La estructura de las cosas, el principio de organización interna de la realidad.
-          También, pero rara vez, génesis, proceso de generación.
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2.       Todos ellos viven en las colonias de Jonia o Italia meridional, aunque debieron de ser grandes viajeros.
3.       Con ciertas reservas, es posible clasificar a los primeros filósofos en dos “familias” que responden a dos tradiciones filosóficas distintas:

-La tradición científica jónica: Estos filósofos son también llamados “físicos”, puesto que su interés se centra en la Naturaleza (physis).
-La tradición mística itálica: La tendencia de estos filósofos es más bien “metafísica” y religiosa. Pitágoras y su escuela pertenecen a esta tradición. Parménides y su escuela hacen parte de esta tradición.


LOS FILÓSOFOS DE JONIA

TALES DE MILETO
Este hombre inquieto y viajero, contado entre los “sabios” de Grecia—fue matemático, astrónomo y político, fue considerado por Aristóteles como “el primero de los físicos”. Es muy poco lo que sabemos sobre su pensamiento: que la tierra descansa sobre agua, que el agua es el principio de todas las cosas, y que todas están “llenas de dioses”.

ANAXIMANDRO DE MILETO
Discípulo y continuador de Tales. El arjé de todas las cosas es el Ápeiron, es decir, “lo indefinido, lo indeterminado”. Con ello Anaximandro realiza un indudable avance sobre Tales: se trata de un elemento no empírico y, por su carácter indefinido permite explicar la derivación de todas las cosas mucho mejor que a partir de un elemento determinado (como el agua). El Ápeiron es “inmortal e indestructible”. En este sentido Anaximandro le atribuye los caracteres que la mitología griega reservaba a los dioses, añadiendo que no ha sido engendrado, pero que de él “se engendran todas las cosas”.
Del Ápeiron comienzan a separarse sustancias opuestas entre sí; cuando una prevalece sobre la otra, se produce una reacción que restablece el equilibrio. La totalidad de los procesos consiste en un equilibrio dinámico. La alternancia de las estaciones sería un buen ejemplo: el calor y la sequedad del verano son sustituidos por el frío y la humedad del invierno.

ANAXÍMENES DE MILETO
Vuelve a concebir el arjé como un elemento determinado: el aire. Introduce elementos más complejos como la condensación y la rarefacción que harán la explicación más dinámica.

HERÁCLITO DE ÉFESO
Se conoce como “El oscuro”. Siguiendo la tradición de los filósofos jonios, Heráclito ve en un elemento determinado, el fuego, el arjé del universo. No sólo las cosas individuales salen del fuego y vuelven a él, sino que es el mundo entero el que perece en el fuego para luego volver a nacer.
El acontecer del mundo es un flujo permanente, todo está en movimiento. Hay una permanente movilidad que se fundamenta en la estructura contradictoria de toda realidad, con lo cual Heráclito no hace sino llevar al extremo la doctrina jónica de los opuestos. La contradicción y la discordia están en el origen de todas las cosas. Sin embargo, la contradicción engendra armonía. Y esto es así porque una ley única rige el curso del universo: hay una razón oculta, un Logos, que todo lo unifica y lo orienta. Este Logos o razón universal está también en el hombre, constituyendo su propia razón.



LOS FILÓSOFOS DE ITALIA MERIDIONAL

PITÁGORAS Y LOS PITAGÓRICOS
El pitagorismo tiene un contenido místico-religioso: doctrina de la transmigración de las almas, reglas de abstinencia, así como diversas normas rituales y morales. Para los pitagóricos la ciencia estaba estrechamente unida con la mística. Para ellos los números son los principios de todas las cosas.

PARMÉNIDES Y LA ESCUELA DE ELEA
Su doctrina se encuentra expuesta en un Poema: sólo es lo que es y no lo que no es. Sólo “lo que es” (el Ser), es y es pensable. El no-Ser, ni es, ni es pensable. El Ser es increado, imperecedero, finito, continuo y único; indivisible e inmóvil.
Parece que Parménides intentó una verdadera demolición de la filosofía de sus predecesores, especialmente de los pitagóricos. El cambio y el movimiento son considerados como ilusorios. El “Ser” a que se refiere Parménides es, desde luego, la realidad, o el mundo. Parménides no podía concebirlo sino como algo corpóreo (la distinción entre material e inmaterial no existía todavía). El mundo, pues, es algo limitado, compacto, excluyéndose la posibilidad de cambios y movimientos. Es como “una esfera bien redonda”, inmóvil y eterna.
De un modo explícito se introduce la distinción entre verdad y apariencia (u opinión), y se otorga la primacía a la razón (lo que se puede pensar) por encima de las apariencias sensibles y engañosas. El problema del conocimiento surge, pues, como un nuevo problema filosófico.

ZENÓN DE ELEA
Discípulo de Parménides, elaboró las famosas aporías o argumentos contra las tesis del movimiento y la pluralidad (Si Aquiles se moviera, por ejemplo, no podría alcanzar nunca a una tortuga).



LOS ÚLTIMOS PRESOCRÁTICOS
Los primeros filósofos buscaron el arjé de las cosas en un solo elemento (monismo). Parménides saca las últimas consecuencias de esto: lo uno no puede dejar de ser uno. Con ello contradice los datos de la experiencia, al negar la pluralidad y la movilidad de los seres. En consecuencia, los filósofos siguientes han de buscar un nuevo camino de investigación para poder explicar el mundo: en lugar de suponer un solo elemento se postula la existencia de múltiples elementos que, al combinarse entre sí, dan origen a este universo múltiple y móvil. Son, por tanto, filósofos pluralistas.

EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO
Hay movimiento y pluralidad de seres. En el interior de la realidad se encuentran mezclados los cuatro elementos. Cada uno de ellos es eterno e imperecedero; pero, mezclados entre sí, dan lugar a los diversos seres; por supuesto, hay cambios y alteraciones, pero éstos no son sino combinación de los elementos primitivos. La mezcla de estos elementos es producida por dos fuerzas cósmicas: el amor y el odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre, y que, al explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión “trágica” que Empédocles tiene de la existencia.

ANAXÁGORAS DE CLAZOMENE
Todo lo que se produce y sucede es resultado de la mezcla de innumerables elementos. Estos elementos se les designa como semillas (homeomerías), las cuales son cualitativamente distintas e indefinidamente divisibles. En todas las cosas hay semillas de todas las cosas. El principio que introduce el movimiento es denominado como Nous, el cual es algo separado de la masa de semillas, nada lo limita y posee autonomía.

DEMÓCRITO DE ABDERA
El planteamiento es muy semejante al de Empédocle y Anaxágoras: salvar la apariencia del mundo (movimiento y pluralidad); salvar, por tanto, el valor de la percepción sensible; pero respetando los principios de eleatismo. El mundo consta de infinitas partículas indivisibles (átomos), sólidas y llenas, inmutables. Poseen movimiento propio. Se producen torbellino de átomos y se originan mundos infinitos, engendrados y perecederos.
                                                                                                        

                                                                                     Historia de la Filosofía en su marco cultural

lunes, 14 de marzo de 2011

"No se nace mujer: se llega a serlo"

"Si su función de hembra no basta para definir a la mujer, si rehusamos también explicarla por «el eterno femenino» y si, no obstante, admitimos que, aunque sea a título provisional, hay mujeres en la Tierra, tendremos que plantearnos la pregunta: ¿qué es una mujer?"

“No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien ha elaborado ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino”

El segundo sexo. Simone de Beauvoir